The Club
Directed by Pablo Larraín
Starring Roberto Farías, Antonia Zegers, Alfredo Castro, Alejandro Goic and Alejandro Sieveking
In a secluded house in a small seaside town live four unrelated men and the woman who tends to the house and their needs. All former priests, they have been sent to this quiet exile to purge the sins of their pasts, the separation from their communities the worst form of punishment by the Church. They keep to a strict daily schedule devoid of all temptation and spontaneity, each moment a deliberate effort to atone for their wrongdoings.
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Reviews
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★★★★★ review by rotch on Letterboxd
Después de toda la buenaondita que había en No (la única otra película de Larraín que había visto) la verdad no esperaba una bofetada tan dura y fría como es El club. Esa casa amarilla es de hoy en adelante el lugar donde suceden todas mis pesadillas.
Y de todo lo increíble en El club, lo más increíble son sus actores. No hay ni un peldaño flojo, pero Roberto Farías como Sandokan me rompió el corazón como poco personaje lo ha hecho. No recuerdo haber visto otro personaje tan hecho pedazos en ninguna otra película. Cada vez que está a cuadro la película tiene una herida que no deja de sangrar.
Mi primera gran película del 2016.
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★★★★ review by davidehrlich on Letterboxd
NO was a wash.
THE CLUB is the truth.
(if you're at TIFF, do yourself a favor and see this and SPOTLIGHT as close together as possible)
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★★★★½ review by Juan Castillo on Letterboxd
¿Qué ocurre si recreas mediante el más exquisito arte cinematográfico y con un soberbio plantel de actores zonas oscuras, inaccesibles, deliberadamente ocultas, pero reales? Ocurre que lo que ves es tan inaudito que lo procesas como si fuese una fantasía.
El Club no es cine fantástico, obviamente; aunque sí es fantástico cine, sin duda. Es el testimonio que nos brinda Larraín del lugar donde viven los monstruos, lejos de las leyes de los hombres. -
★★★★★ review by Kiko Vega on Letterboxd
Capítulo 1
Quedé con un colega para ir al cine. Como yo había visto la de Tarantino y él la de McKay, decidimos ir a ver El Club, la última de Pablo Larraín.
Ya voy teniendo una edad y, además, esta mañana me habían inyectado unas movidas muy locas en la planta del pie, así que pensé automáticamente que la peli era El Clan, la peli sorpresa de este último Sitges.Capítulo 2
Hostia, qué fea es la peli, todo lo contrario de aquel plano secuencia del tráiler de la peli del director de Carancho. Pero empieza a sonarme la cosa bien pronto.
Durante el año pasado grabé Días de cine cada semana, porque pensaba que viviendo en el extranjero agradecería ver el programa. El caso es que no, que me aburre soberanamente, pero dio la casualidad de que sí eché un ojo la semana que se habló de El Club (no confundir con El Clan, la película sorpresa en Sitges), y como la peli no da un respiro, comencé a disfrutarla.Capítulo 3
Me he reído con partes de la peli que no están diseñadas para ello. Pero es que o me reía o prendía fuego al cine. El Club es una obra maestra, la obra más dañina que me haya echado a los ojos desde no recuerdo cuándo y una peli valiente, necesaria y a reivindicar.
Es fea, pero tiene que ser así. Tiende a desenfocar los primeros planos de algunos de sus personajes, pero tiene que ser así y además tienen que ser ellos.
Las interpretaciones son absolutamente prodigiosas.Capítulo 4
Mañana tengo que ir al centro a por unos recados, así que aprovecharé para pillar el blu ray de No, la anterior peli de Larraín, para ver a full hd una peli rodada con U-matic.
Epílogo
El club es una obra maestra.
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★★★★ review by Kalpit Tandon on Letterboxd
Why would He keep His most humble followers away from roses and only push thorns under their feet? And in His ever expanding wisdom, how can He condemn His disciples to live a life devoid of pleasures. Isn't He the merciful forgiver and loves the sinners and victims equally? Or have we, in our ignorance, misinterpreted all His teachings and have forged mortal rules rather than the divine?
Four priests, abandoned by their faith and on the verge of losing hope of any divine intervention to pull them from their individual chasms, are sentenced by Church to a shelter home in a sad and lonely town in Chile. Sins of the past hangs like dirty spider webs from the corners of their rooms, trapping guilt in their hideous wings. Unspoken secrets and unholy whispers cling to their lips. But then, a fifth priest, a psychological crisis overseer arrives and the hazy silence breaks into ugly violence.
El Club, behind all of this setting, quietly succeeds in building up a vision of past so hauntingly real, that it becomes ever present. The past rule over the morning rituals, digs its claws in the songs and is omnipresent inside the house. With a subject matter so blasphemous and devoid of faith, the execution had to be near magical to connect. Coupled with outstandingly brooding performances and a background score so ominously depressing, the hits of the climax are gut wrenching. Pablo Larrain has mustered up all of his audacity and delivered a searing critique against the Church and their methodology.
Suppressed violent undercurrents tremble below its quiet surface. Tremors with magnitudes capable of toppling over ancient doctrines and existing religious structures. Pablo Larrain digs the decadent remains of all the lost prayers and plants the seeds of redemption over them. El Club is a viscerally dark atonement saga which is blessed with devil's hands of deftness.
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